La mentira es uno de los peores defectos que tenemos, a veces mentimos por salvar algo aún más grave, con esa mentira creemos hacer un bien a esa la conocemos como mentira piadosa, aunque para mi es tan detestable esta como cualquier otro tipo de mentira.

Habrá quien justifique la mentira, su mentira... tratando de explicarnos, diciendo que el fin es no perjudicar a los demás, que si era una "mentirijilla" pues bien, para mi la mentira no tiene tamaño, da igual si el daño es mínimo o las consecuencias son graves.

Una mentira cuando se repite muchas veces, puede parecer verdad, incluso la mayoría de las veces el que miente se cree su relato a pies juntillas y si no aquellos que mienten por afán de protagonismo, esos me repatean.

Ya desde pequeños nos enseñan que mentir no es bueno, ahí tenemos a Pinocho, uno de los primeros cuentos que nos leen o leemos en nuestra infancia, un cuento al fin y al cabo pero un cuento lleno de vida.

También debemos recordar que ocultar la verdad es otra forma de mentir y hacer daño, la verdad por muy dolorosa que sea, dicha con el corazón no hará el mismo daño y nos dejará la conciencia tranquila.

Muchas veces la inseguridad que tenemos y la capacidad de mostrarnos como somos nos hace caer en historias increíbles para así causar muy buena impresión, este afán por impresionar es la necesidad de resultar valiosos y geniales por medios tramposos ya que por los naturales dudamos el poder conseguirlos.

También mintiendo sobre lo que hacemos, lo que soñamos, nos proporciona un pequeño placer que nos da un poco de lo que nos gustaría; satisfacer nuestras necesidades de esta forma nos hace sentir el sueño tan real que casi lo podemos llegar a creer.

Una persona sincera no tiene que vigilar sus anécdotas ya que las describe su memoria, sin embargo el mentiroso debe estar controlando cada palabra que dice para resultar creíble ante aquellos que han oído sus peripecias.